lunes, 5 de diciembre de 2016

Diario "Agobio"


El olor a sangre me despertó. Olía como en una matanza, de esas que se realizan en las algunas carnicerías. El olor, aunque parecido era nauseante, también olía a carne quemada. ¿Dónde me encontraba? ¿Qué estaba pasando? No veía nada, todo estaba a oscuras, no podía abrir los ojos, o ya los tenia abiertos, no lo sabía, me dolía todo el cuerpo. No recordaba donde me encontraba. ¿Qué había pasado? Espera, un pitido me recorría, me taladraba los oídos. Un haz de luz asomaba. No lo vislumbraba. No lo veía. ¿Qué estaba ocurriendo? Entumecido, muevo los brazos, uno a uno. Las manos. Ahí estaban.  Podía moverme, pero, me encontraba acaso atrapado. Todo me parecía raro. Nada tenía sentido. De repente el pitido se fue. El silencio, me rodeo, solo el latido de mi corazón me acompañaba. La luz, donde estaba, se había ido, o no la veía, la cabeza. No podía ,no se movia, atrapada estaba. Nada me cuadraba. Nada tenía sentido. ¿Dónde estaba?
¿Que era todo aquello, que estaba pasando, que, hacia allí, pero, lo más importante quien era yo?
Una voz empezó a sonar, no la entendía, parecía que decía algo. Otra vez el ruido empezó. Todo se movía, o era yo, no lo sabía. De repente la luz empezó a aclararse y el sonido de las voces a acercarse. Que pasaba, que estaba ocurriendo. Que pintaba yo en todo esto. Un haz de luz atravesó la cavidad, cegándome. Una mano me agarro, mi cuello busco. No entendía nada. Más voces. Todo empezó a aclararse, mi cuerpo, lo empecé a sentir. Que había pasado. Una voz, conocida, suave, la conocía. Solo repetía, capitán. A quien se refería. Que estaba pasando. Me levantaron. Veía luz, no sus formas. Una mano se posó sobre mi rostro. Susurraba tranquilo. Ya todo se ha acabado. Nos has salvado.
Nada tenía sentido. Una voz me llamaba, tenía que ir.
El silencio me invadió. Una sonrisa me recorrió la cara. Desfigurada. Ya entendía que había pasado. Mis chicos estaban a salvo.

3 comentarios: